La Vida y Diario de David Brainerd

Jonathan Edwards

David Brainerd, fue un hombre cuya toda existencia se definía como una vida aprovechada hasta lo sumo con un solo propósito: “La gloria de Dios”. Cada día, cada sacrificio, cada momento de sufrimiento que él experimentó, fue una ofrenda de amor y obediencia a su Señor, a quien amaba por sobre todas las cosas.

Estaba lejos de buscar la aprobación de los hombres, de cualquier apariencia de ostentación y de todo aquello que pudiera hacerle ver como recomendable a los que estaban a su alrededor.

De sus labios fluía la llenura de su corazón y reconocía la infinita grandeza, la excelencia y suficiencia de Dios

En sus oraciones insistía mucho en la prosperidad de Sion, el avance del reino de Cristo en el mundo, y el florecimiento y la propagación del Evangelio entre los indios. Generalmente hacía esta petición en sus oraciones: “Que mi vida no se extienda más allá de lo que pueda hacer de provecho”.

"Este día mi alma halló dulzura en Dios, anhelaba estar con Él a fin de poder contemplar su gloria. Me encontraba dulcemente dispuesto a entregar todo a Él, aún mis amigos más cercaso, mi querido rebaño, mi hermano ausente y toda preocupación por el tiempo y la eternidad.

¡Oh, que venga su reino a este mundo y todos pueda amarle y glorificarle por quién es en sí mismo!

¡Que el Bendito Redentor vea el esfuerzo de nuestras almas y sea satisfecho! ¡Oh, ven Señor Jesús, ven pronto!

Amén"

David Brainerd

La Vida y Diario de David Brainerd